viernes, 17 de abril de 2009

¡Considere el ahorro como un gasto!

En las empresas, una de las políticas más estudiadas es la remuneración de los propietarios o accionistas.

Teóricamente existen dos posibilidades de distribución de utilidades: o se le asigna una cifra fija periódica o se le considera como un porcentaje. (Obviamente pueden haber situaciones intermedias).

En finanzas personales las personas tienen ingresos y éstos son destinados al consumo y al ahorro.

Este ahorro después es canalizado a inversiones para que dichos ahorros puedan incrementarse o no pierdan su poder adquisitivo.

Una de las filosofías que han revolucionado la concepción de las Finanzas Personales es la de considerar al ahorro como un gasto. Analógicamente a las empresas, las personas pueden fijarse este gasto destinado al ahorro como fijo a variable, dependiente de algún parámetro.

Conceptualmente el esquema para elaborar nuestro presupuesto era anotar, por un lado, nuestros ingresos y por otro, nuestros gastos. 

Más exactamente, cuando hablamos de presupuesto, es mejor decir entradas y salidas, más que ingresos y gastos, porque en finanzas personales importa más el flujo de entradas reales más que la generación del ingreso o período de gasto. 

¿Que significa esto?

Por ejemplo, si tengo una renta que se genera en abril, pero que la cobro en mayo, el flujo debe anotarse en mayo y lo mismo los gastos: si compro financiando con tarjeta de crédito, no debo incluir el egreso en el mes del gasto, sino en el mes de pago de la tarjeta de crédito. 

La diferencia entre estos conceptos era lo que determinaba nuestro ahorro. 

Sin embargo, en la práctica, esa manera de presupuestar no daba buenos resultados, porque era común que hubiera ciertos “pequeños” e inesperados gastos, que siempre hacían que ahorráramos mucho menos de lo planeado. 

Las "necesidades" se hacían mucho mayores a nuestra capacidad de generar ingresos.

Por ello, varios autores y planeadores financieros estadounidenses descubrieron que la única manera en la que una persona puede ahorrar lo que requiere, es considerando al ahorro como una deuda con uno mismo y anotándolo en nuestro presupuesto como el primer recibo que tenemos que pagar al inicio de cada mes.

De esta forma, estaremos ahorrando “por adelantado” y el dinero que nos queda deberá ser suficiente para el resto de los gastos del mes. En realidad, lo que plantean estos especialistas es que nos pongamos en otro punto de vista: que manejemos nuestras finanzas personales de forma impersonal y disciplinada.

Una de las formas de aplicar y aprovechar estos conceptos se resume en siete sencillos pasos que enumeramos a continuación: 

1. Presupuesto: Elabore primero un presupuesto, es decir, escriba en un papel sus ingresos y sus egresos, por categoría y por mes. Considere la unidad que deberá planificar: una persona, una familia, un proyecto, etc.

Trate de hacerlo lo más completo posible, con el fin de que pueda obtener de dicho ejercicio una fotografía detallada del origen de su dinero y de sus patrones de consumo.

Algunas pistas para lograr una mejor precisión es basarse en los recibos que todavía conserve y en sus estados de cuenta. No olvide considerar el monto que destina para pagar sus deudas, además de los gastos no frecuentes, como pueden ser las vacaciones, la tenencia o el vencimiento de sus seguros. Separe los gastos en corrientes y no esporádicos. A los corrientes categorícelos en fijos y variables.

Agrupe además bajo “otros gastos” lo que requiere para pagar propinas, estacionamientos, etc. y que no vale la pen adiscriminarlos por su importanca económica. Ponga especial atención en estos rubros que frecuentemente son subestimados, La mayoría de las veces esconden grandesgastos considerados en su conjunto y serán posibles fuentes de ahorros.

2. Ajustes: Revise cuidadosamente dicho presupuesto y trate de afinarlo lo más posible.Esto significa que posiblemente, en un principio, los ingresos no concuerden con la suma de los gastos y ahorro.

Verifique cada concepto significativo tanto de ingresos y gastos. 

3. Derroches: Identifique los rubros en los que gasta demasiado y determine la manera de recortarlos.

Recuerde además, que si su presupuesto es demasiado rígido, difícilmente podrá cumplirlo, pero si es demasiado holgado, estará desperdiciando recursos importantes. Este es el principio de prudencia. En la doctrina contable, es el principio que dice si consideramos gastos: consideremos la opción pesimista y si son ingresos, no considerarlos realizados hasta que tengamos la seguridad bastante grande de que se concretarán.

A este respecto lo que digo es que hay que ser prudentes al aplicar el principio de prudencia, porque podría desvirtuar proyectos si se es demasiado conservador o desequiligrar un presupuesto si se es más optimista.

4. Ahorro: Determine su capacidad de ahorro. En el cuadro obtenido, reste en cada uno de los meses presupuestados sus egresos de sus ingresos. Verifique si esa cifra obtenida está dentro de los parámetros razonables de ahorro que se había planificado ya sea este de carácter fijo, como variables.

En esta etapa puede surgir la necesidad de hacer algunos ajustes de gastos.

5. Replanificación: Elabore un nuevo presupuesto con los ajustes de ingresos y gastos, exactamente igual al anterior, pero añadiendo a sus gastos fijos, en el primer lugar, al monto de ahorro que usted determinó en función de la realidad. 

Un presupuesto bien hecho debe tener equilibrio entre ingresos y gastos.

Esto no significa que necesariamente en todos los meses deba haber un saldo favorable, aunque esa sería la situación ideal. 

Posiblemente haya que corregir algunos meses a través de técnicas que permitan igualar ingresos y gastos a través de fuentes externas de financiamiento, que serán motivo de otra entrada. Básicamente, estas técnicas se basan en el reperfilamiento de deuda financiera a través de financiacion bancaria, el uso de las financiaciones de las tarjetas de crédito que no generen costo financiero, la posibilidad de pedir préstamos personales, vender bienes, etc. O sea técnicas que mejoren nuestros ingresos y disminuyan los flujos de egresos financieros.

6. Páguese a si mismo primero: Cada mes, páguese primero a usted mismo: Cerciórese de que el primer dinero que salga de sus ingresos es para su ahorro.

Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, si usted tiene deudas, destine el monto de su ahorro para irlas reduciendo hasta terminar de pagarlas. como realizarla es motivo de otra entrada que ya fué tratada anteriormente, pero básicamente, elimine las deudas menores, luego las mas costosas y por último termine con todas sus deudas que generen gastos. Esto no significa que desaparezcan las deudas totalmente, tener un financiamiento es algo bueno, si se lo sabe usar; solamente debemos eliminar las deudas malas, que nos generan gastos financieros.

Si no tiene una cuenta bancaria donde guardar su dinero, guárdelo en una cuenta separada e inviértalo en instrumentos que le paguen un interés por encima de la inflación, con el fin de proteger su poder adquisitivo y de hacerlo crecer con el tiempo.

7. Controle el presupuesto con sus gastos reales: Lleve un registro detallado de todas sus entradas y salidas de cada mes, con el fin de que siempre sepa qué tanto ha gastado y cómo va con su presupuesto. Existen varias técnicas que pueden aplicarse para llevar este registro, que son motivos de otra entrada.

A medida que vaya obteniendo resultados, deberá ajustar el nuevo presupuesto con esa información valiosa. 

Por último, como hablamos de personas, el exóto del método dependerá de la motivación que tenga de alcanzar sus objetivos, para lo cual derías tener una disciplina y determinación para alcanzar los resultados.

La revisión de los resultados alcanzados permitirá motivarte a seguir planificando y el logro de las metas de ahorro te motivarán a aspirar e mejores logros.

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